Una luz de esperanza – Prosperidad
A los 18 años Armando comenzó a tener complicaciones graves
con su rodilla, él no quería que le pasara lo mismo que ocurrió con sus codos.
“Yo ya quería trabajar pero no podía, porque solamente podía estar 1 semana o 15 días porque me lastimaba o tenía un sangrado. Esto me deprimió. Fui dejando a un lado a mi familia y las cosas que me gustaban. No podía salir ni hacer el mínimo esfuerzo porque mi rodilla sangraba”
A los 20 años Armando se acercó a la Federación de Hemofilia de la República Mexicana (FHRM) “Pensaba que ya tenía que utilizar algún aparato ortopédico para trasladarme”
En la FHRM se le dio la atención y tuvo consultas con el médico hematólogo y el médico rehabilitador el cual le dan la información necesaria de que tratamiento debe llevar.
“Cuando en la FHRM me dan la atención y me dicen que si me puedo recuperar, yo no lo creía porque yo ya no veía otra salida, ya no tenía esperanza en recuperarme.
Yo tenía la mentalidad que solo podía ir más para abajo, no había pensado en que había otras opciones que pudiera estar mejor. “Me dijeron el caso de otras personas que fue lo que me hizo querer intentarlo y la esperanza volvió.”
Para Armando, el tratamiento profiláctico y las terapias físicas fueron un mundo nuevo. Pero nunca se rindió.
“Al principio hacer ejercicio era algo que yo pensaba que ya no podría hacer, me daba miedo y pensaba que cualquier cosa que hiciera me iba a generar un sangrado. Luche contra el dolor que eso me generaba, no me dejaba caer por que ahora sabía que si podía recuperar mis articulaciones”
Además que la terapia psicológica le dio un punto de apoyo para comprender y permitir que se levantara de el pasado.
Los sangrados disminuyeron significativamente, de tener 4 o 5 sangrados al mes, actualmente lleva 6 meses sin ningún evento hemorrágico
“Es bastante increíble volver a caminar, hacer mis propias cosas y hacer lo que me gusta. Me ayudó a acercarme con mi familia que no podía trasladarme con ellos, me ayudó a conectarme de nuevo a la vida. Ahora estoy muy feliz, muy orgulloso y muy agradecido”.
Ahora Armando tiene una mentalidad muy diferente de la hemofilia, acudir al hospital ya no es un martirio.
“Me tome lo que tenía que hacer en serio, generé una conciencia de que eso es lo que me iba a hacer bien, me comprometí conmigo mismo”
“Cuando yo tenía 18 años mi meta a futuro consistía principalmente en no necesitar un aparato ortopédico, ahora se que puedo hacer más cosas, quiero retomar mis estudios trabajar, seguir con mi tratamiento, hacer mis actividades incluso actividades que no me imagine que yo podría hacer como natación, deporte. Me veo en una perspectiva de preocuparme de mi salud, ya no me veo perdiendo mis articulaciones”
“Le diría a otros pacientes, que tome conciencia de qué es la hemofilia, que es un déficit que no es limitante, no significa que todas las puertas estén cerradas. Es una manera de conectarte contigo mismo. Tu puedes hacer muchísimas cosas“
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