La caída de un imperio – Los Románov

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La caida de un imperio.

Los Románov

S. XX

El imperio ruso estuvo bajo el mandato de la familia Romanov durante 300 años, siendo uno de los más vastos y prósperos durante este tiempo. El último zar fue Nicolás II, quien tomó el trono a sus 26 años debido al deceso de su padre.

Esta situación vendría a reflejar la incapacidad del zar para gobernar debido a su carácter y falta de conocimiento en el tema de reinar un imperio, ya que la situación social se encontraba en cambios consistentes debido a la influencia de las ideas marxistas y de Engels que venían desde Europa.

Su resistencia a integrar cambios democráticos, el hartazgo por las malas condiciones de vida de la clase obrera, la preocupación por su hijo menor Alexis que padeció hemofilia, las malas decisiones tomadas por la influencia del Kaiser alemán Guillermo II de entrar en guerra con Japón, y los consejos desastrosos de Gregory Rasputín por medio de la zarina Alejandra, quién confiaba en él por aliviar los malestares de su hijo Alexei, llevarón a la familia Romanov a su fatídico final.

La familia Romanov estuvo conformada por el Zar Nikolái Aleksándrovich Románov (Nicolás II) hijo de Alejandro III de Rusia; la zarina Alejandra Fiódorovna de Rusia (portadora), nieta de la reina Victoria; y sus descendientes: Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei.

El heredero legítimo al trono era Alexei, pero desde temprana edad comenzó a presentar los estragos de la hemofilia sufriendo de hospitalizaciones recurrentes, esto llevó a que sus hermanas Olga, Tatiana, María y Anastasia se convirtieran casi en sus enfermeras y cuidadoras las 24 horas del día. Como consecuencia, la zarina Alejandra pasó la mayor parte de su vida con un sentimiento de culpa al ver el deterioro del pequeño Alexei, a tal grado que en los desfiles militares el infante tenía que ser presentado en brazos por algún kosako o sirviente debido a su estado de postramiento.

Durante el transcurso de la revolución rusa, la familia Romanov fue aprehendida en Tobolsk, Siberia, para ser trasladados a la casa Ipátiev en Ekaterimburgo, donde fueron custodiados por el ejército bolchevique.

Ante el estallido de la guerra civil y el temor de la liberación de los zares y una contrarrevolución, los líderes comunistas deciden ejecutar a la familia. Los Romanov encontraría su final la madrugada del 17 de julio de 1918 en el sótano de la casa Ipátiev por las heridas ocasionadas por balas y bayonetas, para posteriormente desaparecer los cuerpos.

“El heredero legítimo al trono era Alexei,

pero desde temprana edad comenzó a presentar los estragos de la hemofilia sufriendo de hospitalizaciones recurrentes, esto llevó a que sus hermanas Olga, Tatiana, María y Anastasia se convirtieran casi en sus enfermeras y cuidadoras las 24 horas del día.”

— Don Quijote

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